Visita a la Bodega Pago Calzadilla en Huete (Cuenca)

Os dejamos el artículo que nos dedicaron en Cata del Vino tras la visita a nuestra bodega y viñedos.

Puedes leer el artículo original en www.catadelvino.com

Una bodega ubicada en Huete en la Alcarria Conquense. Un oasis de viñedos de Tempranillo, Garnacha, Cabernet Sauvignon, Garnacha Blanca, Syrah, Touriga Nacional …. una tierra donde antiguamente abundaban los viñedos pero actualmente sólo existen en esta finca.

Su micro-clima y características particulares convierten a sus vinos en Vinos de Pago, es decir, tienen su propia Denominación de Origen.

Solo existen 10 bodegas en España que tienen su propia Denominación de Origen ya que deben reunir unos exigentes requisitos. Entre ellos ser muy personales, especiales y particulares del lugar donde nacen y se elaboran.

 

 

En el año 1979 Francisco Uribes, arquitecto y Celia Madero, farmacéutica, compraron la finca. Esta zona se encuentra en un valle que antiguamente era una Calzada Romana donde los romanos venían a extraer el mineral Lapis Specularis para hacer cristal. De ahí el nombre de la finca Calzadilla.

Su pasión por la naturaleza y el mundo del vino les llevó en el año 1984 a plantar viñedos y a obtener su primera cosecha en 1992.

 

 

En este valle, rodeada de naturaleza, olivos, almendros y viñedos se encuentra la bodega. Infinidad de flores y plantas perfectamente cuidadas también acompañan a la arquitectura rústica de la edificación de la bodega.

Francisco Uribes, debido a su profesión de arquitectura, se encargó de cuidar y diseñar al mínimo detalle todos los pequeños rincones de la finca.

Con Paula Uribes, hija de Francisco y Celia, enóloga y alma actualmente de esta bodega, comenzamos a recorrer la finca.

 

 

Desde la amplia terraza de la bodega se divisa el Cerro de la Pájara. Aquí se encuentran parte de los viñedos de sus 22 hectáreas donde la inclinación del terreno hace que sus plantas estén cultivadas en terrazas. Con Alvaro, capataz de campo, nos vamos en el todoterreno para llegar a la cima y divisar los viñedos.

Nos encontramos a una altura de 1.000 metros donde todo el cuidado de las plantas es ecológico y para ello utilizan un compós de azufre, cobre y canela.

Debido a la altura, el clima es muy radical entre el día y la noche, esto hace que la maduración sea lenta y mejore la uva.

 

 

Desde aquí divisamos toda la finca con la bodega en el centro. Observo una gran cantidad de plantas silvestres. Los aromas a lavanda, tomillo, salvia, romero inundan los viñedos y aportan a sus plantas una variada gama aromática.

 

 

Debido a la dificultad del terreno (son pequeñas terrazas con mucha inclinación) todo el trabajo en viñedo es manual. Siembran cubierta vegetal en los pasillos de las cepas dependiendo de la variedad y el terreno. Me llama la atención un viñedo de Garnacha Blanca donde las plantas están rodeadas de paja para que en este caso particular no crezca hierba alrededor.

 

 

En los viñedos de más altura, han ideado un sistema manual que consiste en una madera en forma de cruz que ayuda a recoger con gomas los sarmientos. Con esto consiguen que los racimos tengan más ventilación y estén más aireados.

Al encontrarse en el Valle del Río Mayor a una altitud de unos 1.000 metros, el micro-clima protege el viñedo de las heladas primaverales y aporta frescura en verano.

Regresamos a la bodega para recorrer sus rincones y observar su elaboración.

 

 

Subimos a la planta alta de la bodega donde Paula me explica como realizan su trabajo.

Desde aquí te sigues encontrando en el oasis. Por un lado se divisan los viñedos y por el otro gran cantidad de flores y cuidados jardines que componen la finca.

 

 

Todo el proceso es por gravedad. Una vez que vendimian y los racimos son transportados en cajas pequeñas, los tienen en la cámara de frío unos dos días para que la uva concentre más sus propiedades y aromas.

Desde aquí la suben en un montacargas, pasando después por la mesa de selección manual y más tarde por la despalilladora.

De aquí la introducen en los grandes depósitos de acero inoxidable donde realizarán la fermentación con sus levaduras autóctonas.

 

 

Cuando el vino ha terminado de fermentar cae a los tinos de roble francés que están situados debajo de los depósitos de fermentación.

De aquí pasarán a las barricas de roble francés y americano que se encuentran en la sala de envejecimiento.

La sala de envejecimiento tiene una decoración muy rustica consistente en techos de madera con arcos de ladrillo. En cada rincón puedes encontrar motivos, detalles o representaciones donde todo tiene un significado alrededor del mundo del vino.

 

 

En las paredes se encuentran baldosines pintados a mano de la propia bodega, sus vendimias y representaciones de los sentidos que intervienen en la cata. En definitiva, una alegoría al viñedo y al vino.

 

 

Llegamos a una pequeña cueva donde descansan algunas de sus botellas. Un estrecho túnel, donde reposan unas 30.000 botellas, decorado con arcos y puertas enrejadas.

 

 

Seguimos el recorrido por un estrecho túnel-cueva de 100 metros de largo donde están envejeciendo más de 300.000 botellas rodeadas de pinturas, esculturas y mosaicos con alegorías al vino.

Es un placer pasear por este subterráneo en penumbra.

 

 

Terminamos el recorrido en la sala de catas donde realmente vamos a apreciar el trabajo que se ha realizado en la bodega.

Sus vinos tienen una gran personalidad.

Son Vinos de Pago, es decir, vinos únicos en su zona con un micro-clima y unas características particulares que reflejan la autenticidad del terreno. Tienen una gran mineralidad ya que es un terreno donde abunda el Lapis Specularis, un mineral muy abundante en la zona.

Vinos muy aromáticos, con toques herbáceos debido a la gran variedad de hierbas silvestres que abundan en la finca. Sin filtrar ni estabilizar.

 

 

Calzadilla Classic 2010. Un vino que es fiel reflejo del suelo de la Alcarria. Fruta a raudales con un toque mineral y ligero aspecto vegetal como el eucalipto.

Calzadilla Allegro 2009. Un Syrah que me fascinó donde la fruta negra era la protagonista. Un punto especiado con toques a curry que le daba un sabor complejo e interesante.

Gran Calzadilla 2008. Un coupage de Tempranillo y Cabernet-Sauvignon muy intenso y elegante, con mucha fruta negra, mora y notas minerales.

 

 

Agradecer a Paula el recorrido tan estupendo que me ha brindado visitando los viñedos y las estupendas vistas de la finca. Un placer haber disfrutado de sus vinos y compartido con Paula y Paco Uriber, su padre y creador de esta magnífica bodega, un día muy agradable y una charla tan amena como interesante.

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